Antes, en el patio de butacas se escucharon piropos de todos los cortes, especialmente con la canción que cerró los bises, el bolero Júrame, y con los nueve do de pecho de Ah! mes amis de La fille du regiment. Tampoco escatimó el público pasión con la "novedad" de la noche: el aria Terra amica de la ópera Zelmira -que interpretará este verano en el Festival de Pessaro-, con la que cerró la primera parte, dedicada íntegramente a su "especialidad": Rossini.
La segunda la abrió con el Ah! lève-toi, soleil! de Roméo et Juliette de Gounod, siguió con La alegría del batallón de José Serrano, El guitarrico de Agustín Pérez Soriano, Emigrantes de Rafael Calleja y Tomás Barrera, y concluyó volviendo a Rossini con Asile hereditaire... Amis, amis de Guillaume Tell.
El concierto, que se repetirá el próximo domingo, con pantalla gigante incluida, ha compensado sin duda la decepción del público del Real tras la decisión del tenor de cancelar su participación en el Rigoletto que se estrena este mismo miércoles en el coliseo madrileño por las posibles repercusiones negativas que podría tener sobre su voz un registro que no es habitualmente el suyo.
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